
Me paré a pensar y, ¿sabes qué?, pensé demasiado, el por qué muy fácil. Pensé que al conocernos se le meterían mariposas en el estomago como a mí. Pensé en hablarle para romper el hielo. Pensé que podríamos ser amigos, más que amigos, mucho más que amigos. Pensé en quedar nunca quiso, bueno su excusa ''no puedo''. Pensé en olvidar lo que sentía por el y pensar solo en que era ''un amigo más'', lo hice, bueno o eso intenté. Pensé en hablarle de lo que sentía, lo hice en realidad, eso sí, tropecé ya que lo hice muy pronto. Supongo que es porque hay que pararnos a pensar en que no todo es ''amor'', que existen las amistades y la familia, cosas que vemos que se van distanciando cuando aparece una persona en nuestra vida y nos cambia la cabeza por completo. Pensé en acaramelarlo, seducirlo, vestir diferente para que me mirara, no funcionó. Pensé en salir a la misma hora que el solo para crusarmelo por el camino. Pensé en ir y abrazarlo con todas mis fuerzas, cosa que también hice con la típica frase de '' que pasó perdío cuanto tiempo'' mientras en mi cabeza decía '' ai amor cuanto tiempo sin verte, te echaba de menos''. Y será eso por lo que la mayoría de la veces tropezamos por pensar y crear ilusiones por las cuales pasamos tragos amargos. Pero pensemos en que es un mal trago o simplemente, que pensamos mal.
~Nuria Ramos.